jueves, 21 de mayo de 2009

ACERCA DE GUARDAR SILENCIO




Algo que siempre admiré, y admiro, de las tribus indígenas es esa comunión con la naturaleza y el respeto por sus ancianos, quienes guardan la sabiduría ancestral y espiritual de su pueblo. Asistí a una charla en Misiones, Argentina, donde un “jefe de tribu” guaraní compartía la cosmovisión indígena a todos los presentes. El cómo se manejan en tribus, el respeto por la jerarquía y el mensaje de la naturaleza hace que todo fluya armoniosamente. Existe una preparación espiritual desde la infancia donde el más anciano prepara al que será "El Gran Jefe" mediante práctica de meditación y "retiros espirituales" más los conocimientos ancentrales de amor y orden hasta que se haga mayor.
Ken Nerburn, es el autor de Ni lobo ni Perro, por sendero olvidado con un anciano indio, cuyo estracto de comparto. Además es escultor y educador norteamericano, está profundamente involucrado en los asuntos referentes a los nativos de Norteamérica. Tiene doctorado en teología como en Arte y vive con su familia en Bemidju, Minnesota, USA.
"Nosotros los indios sabemos del silencio. No le tenemos miedo. De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras. Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio y ellos nos transmitieron ese conocimiento a nosotros.
Observa, escucha y luego actúa, nos decían. Esa es la manera de vivir.
Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías.
Observa a los ancianos para ver cómo se comportan.
Observa al hombre blanco para ver qué quiere.
Siempre observa primero, con corazón y mente quietos, y entonces aprenderás. Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar.
Con ustedes es lo contrario. Ustedes aprenden hablando. Premian a los niños que hablan más en la escuela. En sus fiestas todos tratan de hablar. En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces. Y le llaman "resolver un problema". Cuando están en una habitación y hay silencio, se ponen nerviosos. Tienen que llenar el espacio con sonidos. Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir. A la gente blanca le gusta discutir. Ni siquiera permiten que el otro termine una frase. Siempre interrumpen. Para los indios esto es muy irrespetuoso e incluso muy estúpido. Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte. Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte. Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante. De lo contrario, simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho lo que necesito saber. No hay nada más que decir. Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca. La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas. Deberían plantarlas y luego permitirles crecer en silencio.
Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla.
Existen muchas voces además de las nuestras. Muchas voces".

Si ponemos corazón al silencio, seremos mas generosos al comunicarnos? bonito desafio...